Motociclista Julián Gómez afronta el salto más duro: lucha por su vida
El piloto antioqueño Julián Gómez Uribe había llegado a Virginia, Estados Unidos, a brindar lo mejor de su espectáculo montando en moto. Ya superaba, con relativa facilidad, los 20 metros de altura. El freestyle lo había conquistado. Volaba. Y cada vez que lo hacía pensaba que podía elevarse más.
Hasta allí se había desplazado para intervenir en uno de esos espectáculos que tanto agradan a los norteamericanos: los circenses combinados con la adrenalina de las motos voladoras. Participaba en la edición 56 del Kazim Temple Shrine Circus en el Centro Cívico de Roanoke.
Sin embargo, en un instante infeliz su vida quedó pendiendo de un hilo. Realizaba uno de sus saltos cuando perdió el control de la motocicleta y se topó de frente contra una pared. Hoy está en coma natural, en un caso que recuerda lo que sucede con el piloto de autos Michael Schumacher.
Su gran personalidad y frialdad para afrontar los retos en la pista lo había hecho una figura muy querida y apetecida por los empresarios de países como Estados Unidos, México y Ecuador, donde ya había brindado parte de ese repertorio que comenzó a cosechar en Rionegro.
Apasionado de las motos, a los 15 años intentó con el motocrós, pero se dio cuenta que lo animaba más el freestyle y, por eso, hoy, a sus 20 años de edad, es uno de los mejores de la modalidad en Colombia, al lado de Tatán Mejía y Dúber Restrepo.
En el Centro Recreativo Alcaravanes, en Marinilla, se ha escrito toda la historia de este piloto paisa. Allí, Jorge, su padre, le construyó una pista para que, progresivamente, aumentara la altura de sus saltos. Llegó a superar los 20 metros o hacer un back flip (giro de 360 grados en el aire soltando la motocicleta), cuenta su hermana Pamela.
Bien ligero aprendió los trucos de este deporte y se convenció de que mientras más dificultad tuviera el salto, mucho mejor el espectáculo. Venía puliendo sus ejercicios. Algún día dijo para El Colombiano que "el freestyle es un deporte de gran espectacularidad, riesgo y adrenalina, me hace sentir bien, porque soy un hombre de riesgos". Hoy lucha por su vida.